Aguardábamos impacientes un comunicado de la CEOE, que nos aclarara la decisión tomada respecto a la continuidad de su director de relaciones laborales, José de la Cavada. Recuerden que a De La Cavada, allá por el mes de junio, le molestaba sobremanera la desproporcionada duración del permiso por fallecimiento de parientes (con desplazamiento) de cuatro días naturales. Su presidente, Joan Rosell, llegó a declarar que entraban en un período de reflexión sobre la permanencia de dicho personaje en el cargo. Como el que calla otorga, parece que tras su sesudo y largo análisis, han decidido mantener a su vocero.
En lugar de anunciarnos la destitución —extinción (seguro que generosamente indemnizada) de la relación laboral de su directivo, si lo prefieren—, la gran patronal española nos ha regalado otro de sus catálogos ultraliberales de relaciones laborales. Estudio en el que, sin duda, De La Cavada ha debido de estar muy ocupado, entre análisis y análisis de los permisos retribuidos de los pérfidos trabajadores absentistas.
Primero jugaron al despiste paternalista, rechazando la propuesta de reducción de los salarios un 10%; planteada por el FMI, el comisario europeo de Economía Olli Rehn y la Comisión Europea. (El cariacontecido Rehn, a quien el solícito y servil De Guindos susurró al oído aquello de: "la reforma laboral será extremadamente agresiva".) Ignoramos si en la reducción del 10% han incluido el incremento del 7,6% (2012) en las remuneraciones de los consejeros del Ibex-35 —confiemos que sí, no sea que con el 10% no lleguemos—; en el que la mayoría de sus empresas, por cierto, sufrió pérdidas o caída de beneficios. No se enteran (o se hacen los locos) de que uno de cada cuatro asalariados españoles tiene la nómina congelada; y les importa una mierda el aumentar el sufrimiento de los ciudadanos y hundir más y más el país. Les trae al pairo porque ellos defienden y forman parte de esa casta poderosa del 1% de la población mundial que acapara el 99% de la riqueza.
Después nos lanzan su propuesta estrella: imposición empresarial de la conversión de los contratos de jornada completa a tiempo parcial. En esta frase se encuentra la clave de lo que anhelan los grandes patronos: "imponer". Es muy largo y tedioso el negociar con la representación legal de los trabajadores; siempre velando por los, cada vez más escasos, derechos de sus representados. Es mucho más rápido hacer de juez y parte; máxime teniendo la fuerza del capital (mucho más importante que la del trabajo), del miedo y la disciplina, y de la parte dominante del contrato de trabajo: la empresarial.
Los miembros de la patronal CEOE saben perfectamente que su gran propuesta, para evitar despidos, se ejecuta a diario en cientos de casos. Modificaciones sustanciales del contrato de trabajo, vía individual o colectiva (ERE), que pasan por la reducción del tiempo de trabajo y la correspondiente disminución proporcional del salario; mantenimiento o aumento de la jornada por el mismo salario (congelado); o misma o mayor jornada por menor salario.
Muchos trabajadores y muchos empresarios conocen los métodos utilizados para la reducción de jornada y/o salarios; con frecuencia en infracción de ley. "Tendríamos que abaratar las cargas de la Seguridad Social; ¿reducimos la jornada y te pago la diferencia en "b/negro"?"; o, si no, "siempre te quedará el despido y el desempleo". O se reduce la jornada y el salario, haciendo realmente la jornada completa y laborando el exceso "gratis". ¿Que también hay casos escrupulosamente legales, en forma y en fondo?; de todo hay en la viña del Señor. Que hay empresarios honrados y austeros y reinversores de los beneficios en la empresa, sí; que los hay que presentan un ERE para ajustar costes y a continuación se marchan de vacaciones al Caribe, también. Que hay patronos que se aprietan tanto el cinturón como sus empleados, seguro; que los hay que no se aprietan ni un agujero el cinto y asfixian a su plantilla, evidentemente.
La CEOE lee en voz alta, para "crear ambiente", lo que ya hace tiempo que está en las lecturas de cabecera de la ministra de Empleo, Fátima Báñez. El Gobierno ya obedeció a los grandes empresarios con el real decreto ley de la reforma laboral —que al día siguiente se les había quedado corto—. Y sigue transcribiendo al BOE los textos de la CEOE. Hace pocos días, en otro real decreto ley (cómo no; en 2012 se dictaron: 8 leyes orgánicas y 17 leyes, frente a 29 reales decretos ley), en lo que denominan "ajustes menores" de la reforma laboral; limitando las causas de nulidad de los ERE, y minimizando el control judicial (entre otras medidas).
Los medios de comunicación y persuasión neoliberales con frecuencia nos informan que los grandes sindicatos perciben ayudas públicas, y que sus cúpulas se sientan en poltronas de lo que vienen a ser macro-gestorías. Y conviene recordar que las asociaciones de empresarios (con igual protección constitucional que los sindicatos) también perciben millonarias partidas de fondos públicos, fondos que también pagan con sus impuestos los trabajadores a los que los empresarios tanto les gusta "imponer" su santa voluntad. No obstante hay pequeños matices diferenciadores: el anterior presidente de la CEOE está en la cárcel; y el actual vicepresidente (y presidente de la patronal madrileña) está acusado de pagar sobresueldos en dinero negro. A veces, los matices marcan las grandes diferencias.
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