"Luis el Cabrón" era el apodo por el que se conocía a Luis Bárcenas, el extesorero, exgerente y exsenador por Cantabria del Partido Popular. Tan cariñoso sobrenombre fue negado por Bárcenas en el Tribunal Supremo, en la trama de corrupción conocida como "caso Gürtel". Asunto que le costó la carrera judicial al magistrado Baltasar Garzón.
Tras ser publicados en prensa los documentos ("papeles de Bárcenas") que reflejan los sobresueldos y doble contabilidad en dinero "b" ("negro") del PP; y superados el ridículo, la descoordinación, la confusión y el estado de 'shock' inicial, vamos descubriendo la estrategia del partido y los medios de comunicación afines —que no paran de querernos despistar confundiendo la responsabilidad política con la judicial, y recordándonos la corrupción de otros partidos—.
El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, niega la veracidad de la información, "salvo algunas cosas" —debe referirse a la validación de varios de los apuntes por dirigentes y exdirigentes destacados del partido—. La presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, desprecia lo que son "fotocopias de fotocopias, de unos papeles apócrifos".
¡Qué casualidad, ahora que asoman los "brotes verdes"! —brotes que no aparecen en las macetas de los seis millones de desempleados—. Es una conspiración (otra más) contra el partido del Gobierno y contra su cúpula, actual (Rajoy, Cospedal, etc.) y pasada (Rajoy, etc.). Pretenden arrebatar mediante engaños lo que legítimamente se ha conseguido en las urnas. Si no hay responsabilidades jurídicas, nada de dimisiones ni de destituciones; habrase visto. Don Mariano se sentará, como acostumbra a hacer con los problemas, a ver si pasa por la puerta el cadáver de su enemigo y, con un poco de suerte, amaina la tormenta.
Transparencia y regeneración (¿y renovación?). Y se ponen manos a la obra. Van a auditar la contabilidad del partido (la "a", claro). Van a colgar en la página 'web' del PP las declaraciones de la renta de Rajoy y las cuentas del partido. Con esto nos quedamos muy tranquilos, ya que seguro que los sobresueldos, los sobres y el dinero negro están con los preceptivos asientos contables, con las nóminas oficiales, y practicada la correspondiente retención del IRPF y cotización a la Seguridad Social. Bravo.
Rajoy, en lugar de dar ruedas de prensa admitiendo preguntas de los periodistas, retransmite por pantalla de plasma a los medios de comunicación su discurso a la ejecutiva, desde la sala cerrada de al lado. Y el PP deniega todas las peticiones de comparecencias en sede parlamentaria, formuladas por los otros grupos políticos.
La expresidenta de Madrid y presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, la que conoce el movimiento de una mosca en el PP madrileño; haciendo gala de su finísimo sentido del humor, discursea que los partidos políticos tienen que ceder poder a la ciudadanía. Espe la revolucionaria.
Amenazan con matar al mensajero: querellarse con la prensa y los periodistas. Pero, hasta el momento, nada de querellas contra el presunto delincuente no confeso y defraudador, el señor Bárcenas.
Mientras tanto, los ciudadanos nos tenemos que tragar unos cuantos sapos. Bárcenas ha hecho una fortuna de (como mínimo) veintidós millones de euros, a lo largo de sus veinte años de puestos de responsabilidad en el PP, porque es un genio de las finanzas. El propio imputado dice que con una sola operación de bolsa obtuvo unas plusvalías de seis millones de euros. Lástima que no obtuviera plusvalías similares para el partido; así no hubiera necesitado las subvenciones de dinero público, ni la generosidad altruista y desinteresada de los donativos de (por ejemplo) empresarios de la construcción. Una pena, también, que el dinero esté patrióticamente depositado en cuentas de paraísos fiscales.
La ministra de la Sanidad del repago, Ana Mato, no entiende de coches. Por eso pensaba que el Jaguar que su exmarido, exalcalde y exmilitante del PP, Jesús Sepúlveda, aparcaba en casa realmente era el nuevo Seat Ibiza. Respecto a los regalos que supuestamente recibió de la Gürtel, "ni los conserva ni recuerda haberlos recibido" (sic). Deben ser los mismos lapsus mentales temporales que sufre respecto a su pasado estado civil, en cuanto al régimen matrimonial y tributario. Ni dimisión, ni destitución; todo los contrario, confirmación en el cargo por Rajoy.
El vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano, nos da una estrambótica explicación de porqué Sepúlveda sigue "teletrabajando" bajo nómina del Partido Popular. Habla de Magistraturas de Trabajo, que fueron sustituidas en el año 1988 por los Juzgados de lo Social. Si se despide al "funcionario" Sepúlveda (dice), "es un despido improcedente, no objetivo, y lo tienes que readmitir". Desconoce Floriano que en el despido improcedente, salvo casos concretos tasados, es el empresario el que tiene la opción de readmitir o indemnizar. Debería documentarse más sobre el Estatuto de los Trabajadores, y sobre la brutal reforma laboral aprobada por su partido y que, parece ser, no aplica a sus "funcionarios".
Hay sospechas judiciales de que pueda haber más alias "cabrones" en la trama Gürtel, que se han acogido, como la sociedad de Bárcenas, a la amnistía fiscal otorgada por el ministro Cristóbal Montoro; al módico precio del diez por ciento (de los ejercicios no prescritos). ¿Cuántos alias defraudadores habrá entre los miles de "regularizados" por Hacienda?
Aunque nos tratan como borregos y piensan que los ciudadanos somos borregos, utilicemos una memoria de elefante en la próxima ocasión que tengamos que depositar nuestro voto en las urnas.
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