Andaba yo hace unos (pocos) meses planteándome abandonar Bankia, tras treinta años de trabajo en Caja Madrid. Después de que Blesa dejara Caja Madrid como unos zorros, entró Rato tocando la campana (junto con Olivas y compañía) y terminó de destrozar el gallinero.
Por aquello de no cambiar de sector, la experiencia y demás argumentación ortodoxa e inmovilista, opté por aproximarme a la denominada banca ética y social. Siendo consciente de las limitaciones apriorísticas: edad (47 años en España significa la tercera edad laboral); personal no directivo; sindicalista. Decidí enviar mi 'curriculum vitae' a una de estas entidades bancarias. Anunciado como banco ético y sostenible y que, además, inauguraba su presencia en mi comunidad autónoma y localidad. Banco con nombre multilingüe de esencias griegas; color verde y creación holandesa.
Las áreas de acción del banco son: medio ambiente (energías renovables, agricultura ecológica, bioconstrucción, turismo sostenible); iniciativas sociales y cooperación al desarrollo (comercio justo, microcréditos); y cultura y ocio. No participa en todo lo relacionado con la fabricación y distribución de armas. Publica los segmentos de retribución de su plantilla según categorías.
Lo primero que me mosqueó (llámenme susceptible), cuando buceé un poco en la red social profesional de Linkedin, fue la existencia de directivos provenientes de la banca "tradicional", de grandes y medianos bancos. Sí, creo en la evolución personal y profesional, y en la redención de los "pecados" de los jefes; particularmente en los jefes bancarios de "vende, vende, vende" (para engrosar su retribución variable). Pero tres decenios de trabajo en banca me dicen mucho de una entidad que ficha a directivos de zona y territoriales de bancos con políticas comerciales y de venta muy agresivas (con los clientes y con los empleados).
Después de mi acción (simbólica, mas que acto de fe) de envío del currículo, como pueden adivinar, recibí la típica notificación de acuse de recibo, e inclusión en su base de datos de recursos humanos. Finalmente decidí abandonar el sector bancario, acogiéndome a la "remesa Rato" de los casi 4.000 despedidos del primer ERE. Decisión que, pese a las decepciones y deserciones sufridas (a nivel profesional y sindical), y aun con las envidias (humanas e hispanas) percibidas, sigo considerando acertada; máxime con los 5.000 nuevos despidos que se anuncian, ya con Goirigolzarri y con las rebajas de la reforma laboral Rajoy.
Vale. Lo que ofrece el banco de "los tres caminos" es muchísimo más, socialmente hablando (y si lo cumplen a rajatabla), que lo que da la banca tradicional. Cierto que es lo menos malo (o lo mejor de lo peor, según se mire). Eso sí, recuerden que donde pongan su dinero esté bajo el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), considerando que garantiza hasta 100.000 euros por depositante y entidad de crédito. Recuerden también que los ahorradores naranja de otro muy famoso grupo de seguros y financiero (también) holandés vieron peligrar sus depósitos; hasta que el Gobierno de Holanda inyectó liquidez. Ya saben: nadie da duros a cuatro pesetas (si lo prefieren, euros a noventa céntimos).
Ya me hubiera gustado que con las decenas de miles de millones de euros públicos de ayuda y financiación a la banca, en concreto a las (casi totalmente liquidadas) cajas de ahorros, se hubiera creado una auténtica banca pública y social. En lugar de haber regalado las cajas de ahorros y los bancos de cajas a los grandes banqueros.
Esa hipotética banca pública sería la que haría llegar el crédito a los autónomos, microempresas y pymes. Debería de actuar bajo los principios de banca ética y social. Apoyaría a las personas y familias en dificultades. Ya nos conocemos la consigna de que la banca está para ganar dinero; pero que no lo haga gracias al de los contribuyentes. Los mismos contribuyentes y ciudadanos a los que echan a la calle porque no pueden pagar su hipoteca.
Demasiado bonito para que el poder político y económico lo tolere. Imposible que la gran banca y sus banqueros lo permitan. Lo llaman democracia pero, desgraciadamente, vivimos en una bancocracia. Banca mas que asocial, antisocial; mas que deshonesta, indecente.
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