Pero no; se trata de una fotografía de Juan Carlos I de España (Borbón), en el siglo XXI, con la pieza que se acaba de cobrar (un elefante africano en peligro de extinción), en su carísima cazería africana (valorada en cerca de 50.000 dólares).
Es evidente que nos hemos enterado de la azaña cinegética soberana por el accidente causante de la rotura de cadera real. Ahora también comprendemos el motivo de que el monarca no visitara a su convaleciente nieto Froilán (autotiroteado en el pie en un tranquilo "paseo campestre").
El hecho de que se avisara o no al presidente del gobierno, de la salida de Juan Carlos I del país, es un tema secundario. Aunque, atendiendo a las palabras del Sr. Floriano (vicesecretario de Organización del PP), parece que el presidente del gobierno no estaba informado, puesto que se enteró "cuando se produjo el accidente".
No es secundario el hecho de que los safaris a los que acude el rey cuesten miles de euros. Tampoco que su coste fuera sufragado por empresarios; ¿en agradecimiento de qué?, ¿en pago de qué? ¿También sufragaron el gasto de los desplazamientos? ¿Y los del séquito de acompañamiento (médico, guardaespaldas, etc.)? ¿Cuánto dinero público ha costado, dentro del "austero" presupuesto de la Casa Real?
Para los que no vemos en la caza un deporte (ni en el toreo un arte), tampoco son intrascendentes las aficiones reales por matar elefantes africanos en peligro de extinción (aunque sea "legal" en Botsuana), u osos rusos (emborrachados previamente).
Quedan muy estéticos los discursos de defensa a ultranza del tiempo libre del Borbón. De la necesidad de mayor transparencia de la Casa Real. Y hasta de los que ya "se atreven" a pedir la abdicación (en su hijo el príncipe, claro).
Pero los ciudadanos reclaman algo más que estética: ética. Y no sólo los ciudadanos que somos republicanos.
Ya es hora de que los españoles puedan manifestar soberanamente, en un referéndum, su elección sobre el modelo de jefatura del Estado. Si continuar con una decimonónica monarquía basada en el mérito genético de la herencia de la sangre; u optar por una república con un/a presidente/a elegido/a en las urnas.
Juan Carlos I cazador |
Felipe IV cazador (Velázquez) |
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