Imaginemos: 4.465 millones de euros de fondos inyectados. 4.000 despidos (el 15,38% sobre una plantilla de 26.000 personas). 400 millones de euros de gasto. 25 millones de euros de premio a los directivos.
¿Se trata de una corporación industrial que ha deslocalizado su producción en Asia? ¿Una fábrica de automóviles trasladada al este de Europa, quizá? ¿Un gran banco, acaso? ¿Con capital privado?
No. Nos referimos al dinero público inyectado por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Nos referimos a los despidos del ERE del SIP de Caja Madrid/Bancaja (Bankia/Banco Financiero y de Ahorros SA). Nos referimos al dinero que le supondrá al erario público dichos despidos (desempleo y fiscalidad; calculando una media de 100.000 euros por trabajador/a). Nos referimos, en fin, al premio (bonus) que se pretende/pretendía pagar a los directivos de Caja Madrid por lo bien que han llevado a la Entidad al precipicio (con la permisividad del supervisor Banco de España).
No nos queda claro qué pasará con el susodicho premio; salvo que ya lo ha percibido uno de los ex-directivos, y las dudas jurídicas de que los tribunales no den la razón al resto que lo reclamen.
Sabemos que diez "altos directivos" se embolsaron en el año 2007 (Plan 2004-2006) 18,5 millones de euros. Algunos de esos altos directivos permanecen en puestos relevantes en la era Rato.
También sabemos que había "sindicalistas" entre los consejeros que aprobaron el bonus en 2006.
Mientras que el plan de bonus especial (Plan 2007-2010) para altos directivos no estaba referenciado a la consecución de objetivos concretos, sino a factores individuales (salario, antigüedad en la entidad y en el puesto) y de la entidad (beneficio antes de impuestos y balance del grupo); a los trabajadores/as de Caja Madrid se les exige unos duros objetivos (en muchas ocasiones inalcanzables). Se llega al absurdo de que un objetivo, para ser cumplido, tenga que alcanzar el 110%.
Si extrapolamos las cifras al sector de las cajas de ahorros, estamos hablando de 15.000 despidos (el 11,33% de los 132.340 empleos). Lo que se traduce en 1.500 millones de euros de dinero público, a pagar por todos.
Según la CNMV, en el conjunto de las cajas de ahorros, en el año 2009, se contabilizaban 693 consejeros (21 en Caja Madrid); con un sueldo de los ejecutivos de 107,767 millones de euros (16,781 millones de euros en Caja Madrid); y unas dietas del Consejo por importe de 11.416.910 euros (1.594.000 euros en Caja Madrid).
Se está perdiendo una oportunidad histórica de convertir a las cajas de ahorros/obras sociales en una auténtica banca pública/social.
Mientras nos obligan a trabajar más años --pero en peores condiciones psico-físicas--, de momento hasta los 67 años, para cobrar (menos tiempo) una pensión cada vez más pequeña (y preferentemente no cobrarla), expulsan de las cajas a empleados/as de 55 años de edad. Dilapidan el dinero de todos/as en privatizar y bancarizar a las cajas de ahorros/obras sociales, para luego regalarlas a la gran banca y/o (a) los fondos de especulación financiera.
Cabe terminar preguntándose quiénes son los vencedores de este expolio: los mercados; los organismos (internacionales y nacionales) ultra-liberales; la gran banca; los especuladores financieros; el gobierno ejecutor; los partidos políticos cómplices; los sindicatos colaboradores.
Y los perdedores: las obras sociales de las cajas; las familias en situación de exclusión económica y social; los desempleados; los hogares sin ingresos; los autónomos; las pymes; los trabajadores/as del sector; ...
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